La protección del medio ambiente incluye irremediablemente un proceso esencial: el reciclado.
Es cierto que cada vez estamos más concienciados con el hecho, no solo de reciclar, también de reducir y reutilizar, o lo que conocemos como la regla de las tres R. A la que se debería añadir una cuarta: reparar.
A nivel doméstico cada vez son más los ciudadanos que separan su basura, participando así del reciclaje de residuos orgánicos, papel, vidrio, aceite usado o plásticos, por ejemplo.
Más allá de esta costumbre ciudadana, de la que todos deberíamos ser partícipes, existen otros materiales reciclables de los que nos beneficiamos una y otra vez, a través de los procesos que les dan una nueva vida. Hablamos de los metales.
¿Para qué reciclar metales?
Una amplia mayoría de objetos, envases o estructuras, que utilizamos de una o de otra manera en nuestra vida cotidiana, están fabricados con metales, que se pueden fundir y reutilizar infinitamente, manteniendo además intactas todas sus propiedades.
Los procesos que intervienen en el reciclado de metales, son menos contaminantes que todos aquellos que participan de su extracción, empeorando considerablemente la contaminación y el gasto energético.
Coches, aviones, trenes, herramientas, utensilios de cocina, latas de conserva, componentes de dispositivos electrónicos…, son algunos de los destinos en los que acaban los metales reciclados.
Analizando este último párrafo con un poco más de detenimiento, y, reflexionando sobre la cantidad de viajes que hacemos, de herramientas que utilizamos, de la cantidad de vehículos que hay en nuestras carreteras o del número de dispositivos electrónicos que tenemos por persona en el mundo, podemos hacernos una idea de la importancia que tiene a nivel mundial el reciclado de metales en todo tipo de sectores industriales.
¿Qué metales se pueden reciclar?
En este punto tenemos que puntualizar que, existen metales reciclables que por su uso anterior no pueden volver a ser reutilizados.
Contenedores que hayan almacenado algún tipo de producto tóxico, pintura, aerosoles o perchas de la ropa, por ejemplo. Tampoco aquellos metales que han sido mezclados con plástico, colorantes, pegamentos…, puesto que la separación es casi imposible y realmente se gastaría demasiada agua y energía en su intento de separación, sin olvidar que se requeriría una buena cantidad de productos químicos en el proceso.
Veamos cuáles sí se pueden reciclar.
Acero
Un metal de larga duración incluso después de haber sido reciclado. Seguro que lo tienes cerca cada día en forma de piezas de coches, herramientas, sartenes, cuberterías, clavos o tuberías.
Aluminio
Metal muy versátil y 100% reciclable, seguro que lo tienes presente en tu hogar o negocio en forma de puertas, ventanas o cerramientos, aunque también dispones de él en bicicletas, herramientas, latas de refrescos, utensilios de cocina o el tan utilizado papel de aluminio.
Bronce
Este metal de alta durabilidad es una aleación de cobre y estaño, que antiguamente se trataba como metal precioso, de ahí su uso en estatuas y decoración, como pomos de puertas o trabajos de orfebrería.
Cobre
Seguro que conoces su utilidad en la electricidad, principalmente por su flexibilidad y conductividad. Es el protagonista indiscutible de cables o tuberías, aunque también puedes tenerlo en tu cocina en ollas o cacerolas, aunque este destino cada vez es menos utilizado.
Hierro
Uno de los metales más utilizados y además más duro. Muy utilizado para la fabricación de acero destinado a la construcción. Pero también está presente en maquinaria pesada, verjas, estructuras de hierro forjado, puertas o infinidad de herramientas.
Latón
En este caso hablamos de una aleación de cobre y zinc, su maleabilidad, ductilidad y color amarillo le convierten en uno de los más utilizados en la fabricación de bisutería. Aunque también lo puedes encontrar en cerrojos, chapas o incluso instrumentos musicales.
Plomo
Su característica principal es que se funde con mucha facilidad, y, aunque hace siglos tenía mucho más protagonismo, hoy en día principalmente se utiliza para la fabricación de baterías.
También podríamos incluir la plata y el oro. Pero al ser considerados metales preciosos su uso una vez reciclado está destinado casi exclusivamente a la elaboración de piezas de todo tipo de piezas de joyería.
Ahora que ya conoces qué metales pueden reciclarse y para qué los utilizamos diariamente, seguro que tomas más conciencia de la importancia de reciclar y del papel tan importante que juegan las empresas recuperadoras de este tipo de materiales.
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